En la noche del Sábado Santo, la comunidad de la Parroquia San Vicente de Paúl se reunió para celebrar con fervor la Vigilia Pascual, la más significativa de todas las festividades cristianas.
Este evento reviste una importancia especial, pues conmemora la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, el acontecimiento que marca la victoria sobre la muerte y nos brinda la esperanza de vida eterna.
La Vigilia, que implica permanecer «en vela», adquiere un significado profundo en esta víspera pascual al recordar el pasaje bíblico en el que las mujeres llegan al sepulcro de Jesús para ungir su cuerpo, solo para encontrar que ha resucitado, tal como lo anunció el ángel: «No está aquí. Ha resucitado. Decidles a sus discípulos que vayan a Galilea y allí lo verán» (Mateo 28:6).
El Padre Pelagio Tavera destacó la trascendencia de esta Resurrección, que no solo cumple las profecías, sino que también representa la vitalidad restaurada de Jesús, una vida que nunca más conocerá la muerte.
Esta resurrección, nos enseña el sacerdote, un poderoso recordatorio del cumplimiento de las palabras de Jesús en nuestras vidas. así como Él murió y resucitó al tercer día, también nosotros, los cristianos, resucitaremos al final de los tiempos.
La Vigilia Pascual dio inicio con la iluminación del cirio Pascual y la proclamación de la Resurrección, seguida por el emotivo «Pregón Pascual». Este relata la historia de la salvación, desde la creación hasta la entrega de Jesucristo, quien, al morir por nuestros pecados, nos conduce a la redención.
Este mensaje de esperanza no solo está dirigido a los cristianos, sino a toda la humanidad. Nos invita a recordar constantemente la victoria de la luz sobre la oscuridad y nos insta a renovar nuestra fe en el amor y la misericordia de Dios.
La celebración continuó con la Liturgia Bautismal y la renovación de las promesas bautismales, culminando con la Eucaristía, la cual fue concelebrada por el Padre Encarnación Miguel y el diácono Dumi Delisca, junto al Padre Pelagio Tavera. Los cánticos de aleluya resonaron en la iglesia, mientras los feligreses se unían en un grito de júbilo.
En este ambiente festivo y de alabanza, celebramos con gratitud las promesas cumplidas de Dios, especialmente por haber restaurado su amistad con la humanidad y por otorgarnos la salvación.
En la resurrección de Cristo encontramos la certeza de nuestra propia resurrección y la esperanza de una vida eterna junto a Él.